Cuentos para ninos PAS

Seguro que si tienes un pequeño cerca te has dado cuenta de que le encantan los cuentos, que se los cuentes, que los representes, que te los inventes, etc.  Luego ellos se inventan sus propias historias a partir de lo que tú les has narrado.

 

El cuento es una de las herramientas más valiosas que tenemos para educar, no solamente por su carácter lúdico y de entretenimiento, sino también por los otros beneficios que implica: 

  • Estimula la creatividad y la imaginación.
  • Ayuda a gestionar la empatía, que los niños y niñas PAS tienen tan desarrollada, para que aprendan a utilizarla de forma saludable, sin dejarse arrastrar por las emociones de otros, pero sin dar la espalda a esta característica tan importante y que tanto necesita la sociedad.
  • Les ayuda a enfrentarse a situaciones. Los cuentos presentan conflictos y cómo los protagonistas los resuelven, ofreciendo un ejemplo y ofreciendo una oportunidad para el aprendizaje vicario.
  • Favorece el entrenamiento de habilidades como la memoria, la atención, amplía el léxico, la comprensión, la escucha, etc.
  • Los libros infantiles suelen ir acompañados de ilustraciones que fomentan el embelesamiento, o la apreciación de la belleza, ofreciendo estímulos visuales agradables.
  • No podemos dejar de mencionar el vínculo tan bonito que se crea entre narrador y oyente. Crear el espacio para leer un cuento puede ser un momento especial en la rutina habitual del niño.
  • En la línea de lo anterior, el cuento puede preparar para un sueño más tranquilo y reparador, ayudando a tranquilizar y conciliar mejor el sueño.

 

Como puedes comprobar, los beneficios de los cuentos son muchos y variados. 

Queremos presentarte unos cuentos que puedan servir para trabajar con niños y niñas altamente sensibles, para que los ayude a entenderla, a no sentirse diferentes, a gestionar sus emociones de una manera efectiva y, en definitiva, a identificar y respetar sus necesidades personales.

Cuentos sobre niños y niñas con alta sensibilidad

 

Gabo, el dragón de Marta Gaitero Souto.

Uno de los primeros libros que salieron al mercado sobre la infancia con alta sensibilidad.

Gabo vive, siente y ve el mundo de una manera muy especial. Con una intensidad, profundidad, e intuición, fuera de lo común.

Es un pequeño dragón con poderes, lo cual es fenomenal cuando los dominas, pero aún está aprendiendo a manejarlos. Esta es una tarea complicada para un dragoncito tan pequeño.

Por todo ello, Gabo se siente distinto. Pero serán precisamente estas diferencias, las que permitirán a Gabo convertirse en un héroe.

Gabo el dragón (Poderoso Astuto Sensible): El Consejero Real eBook :  Gaitero Souto, Marta, Riquelme, Jose Álvaro: Amazon.es: Tienda Kindle

 

Sensibles de Miriam Tirado.

El último libro publicado de Miriam Tirado habla de la alta sensibilidad.

Desde muy pequeña, Martina a menudo se siente incómoda. Unas veces es por la luz, que la ciega, o por un ruido, que la asusta. Otras veces, es por las costuras de la ropa, que se le clavan y casi parece que tenga pinchos en la piel. Aunque a veces es difícil ser tan sensible, Martina descubrirá que, en realidad, tiene un superpoder.

Gracias a su sensibilidad, puede sentir, vivir y conectar con los demás con mayor intensidad.

Sensibles ¡NUEVO! » Míriam Tirado, consultora de crianza

 

La alta sensibilidad de Lúa de Esther Masdeu.

Un libro de 2020, donde Esther, profesora de educación especial, coach y especialista en el rasgo, nos cuenta como una niña, Lúa, a través de la relación con su abuelo descubre que tiene una manera intensa de sentir el mundo.

La Alta Sensibilidad De Lua. Un acercamiento a La realidad de Los Ni?Ños y  Niñ? As altamente sensibles Desde Su Vivencia: Un acercamiento a la ... y  ni–as altamente sensibles desde su

 

En inglés, el cuento más conocido sobre niños PAS es All too much for Oliver, que se puede conseguir a través de Amazon, y AQUÍ te enlazamos un artículo con algunos títulos en inglés.

 

Libros sobre la gestión emocional en general

Emocionario de Palabras aladas de Cristina Núñez Pereira y Rafael Romero. 

Conocer las emociones nos ayuda a identificarlas, reconocer las señales corporales, aprender a gestionarlas sintiendo su potencial pero aprendiendo a no dejarnos llevar por ellas.

El Emocionario, como un diccionario de emociones, describe con sencillez, cuarenta y dos estados emocionales para aprender a identificarlos y, así, poder decir lo que realmente sentimos.

Emocionario :: Fichas de actividades

Inteligencia emocional infantil y juvenil, de Linda Lantieri y Daniel Goleman, Editorial Aguilar.

En este libro, la educadora Linda Lantieri se alía con el psicólogo Daniel Goleman para ayudar a que los niños respondan a los particulares desafíos del siglo XXI y no sufran sus repercusiones. Esto puede lograrse enseñando a tranquilizar la mente, a relajar el cuerpo y a dominar las emociones con más habilidad.

Por primera vez se ofrecen al público las técnicas demostradas de Linda Lantieri para aumentar la autoestima, mejorar la concentración y la conciencia, y potenciar la empatía y la comunicación.

Este poderoso programa se organiza según las diferentes edades y va acompañado por un CD con ejercicios dirigidos por Daniel Goleman en la versión inglesa original y por otro en castellano con voz y música de Elsa Punset.

En este libro se invita a relajar el cuerpo y a concentrar la mente, a fomentar las cinco competencias básicas que construyen la inteligencia emocional y a trasladar hasta las experiencias diarias la solidez, la confianza y la curiosidad; y proporciona a padres, profesores y cuidadores las herramientas necesarias para estimular estas habilidades en niños y jóvenes, y ayudarlos a crecer en un mundo donde todavía hay esperanza.

Inteligencia emocional infantil y juvenil: Ejercicios para cultivar la  fortaleza interior en niños y jóvenes (AGUILAR) - 9788403099982  (Divulgación) : Lantieri, Linda, Goleman, Daniel: Amazon.es: Libros

Cuentos con protagonista PAS, aunque no mencione el rasgo expresamente

  • La princesa y el guisante.
  • Ana de las tejas verdes. 
  • El cazo de Lorenzo, que habla sobre sentirse diferente.
  • Yo voy conmigo, sobre la autoestima y respetarnos desde la singularidad de cada uno.
  • Mimí tomatito sobre la timidez.
  • El abrigo de Pupa sobre los miedos.
  • Momo. 

Todo ello dependiendo de la edad de cada niño.

 

Libros de divulgación sobre alta sensibilidad en la infancia

Aunque no son cuentos, no podemos terminar el artículo sin repasar los libros divulgativos que existen sobre la alta sensibilidad en niños. Estos no son cuentos, son libros para padres, madres, docentes y personas interesadas en conocer y reconocer el rasgo en los más pequeños. Algunos de ellos están en el apartado de RECURSOS de la web, pero otros no:

  • El don de la sensibilidad en la infancia de la Dra. Elaine Aron.
  • El don de la sensibilidad en la crianza de la Dra. Elaine Aron.
  • Niños con alta sensibilidad de Karina Zegers de Beijl.
  • NAS, niños altamente sensibles de Úrsula Perona.

 

Esperamos que esta recopilación de libros y cuentos te pueda ayudar en el acompañamiento de la gestión del rasgo de los más pequeños, a entenderlos y dar espacio a sus emociones.

Si conoces algún libro más que podamos incluir, puedes compartirlo con nosotros en los comentarios.

 

Por otro lado, en el blog tienes varias entradas donde publicamos los datos de la encuesta que realizamos sobre niños con alta sensibilidad.

Encuesta de niños con alta sensibilidad 1: Sentidos.

Encuesta de niños con alta sensibilidad 2: Sensibilidad Emocional.

Encuesta de niños con alta sensibilidad 3: Situaciones nuevas.

Encuesta de niños con alta sensibilidad 4: Situaciones sociales.

 

 

Imagen: Picsea (Unsplash).

Preguntas frecuentes: ¿Qué relación hay entre el rasgo de la alta sensibilidad y el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (también llamado TDA(H))?

Dra. Elaine Aron

Debo aclarar de antemano que no soy especialista en diagnóstico, y que el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es un trastorno del que sé muy poco. Así que, como siempre, cuando tengas dudas busca ayuda profesional.

Dicho eso, en muchos sentidos ambos son opuestos: quienes tienen TDAH parecen tener los genes, conducta y criterios delos síntomas para ser diagnosticados como alguien que tiende a ser impulsivo e incapaz de verse afectado por consecuencias que incluso son negativas para ellos. En el extremo opuesto las PAS tienden a hacer una «pausa de comprobación» antes de actuar (nuestra profundidad de procesamiento en acción), y por tanto son extremadamente escrupulosas. Pero de nuevo hay tres posibilidades: se trata ciertamente de alta sensibilidad y no de TDA, es realmente TDAH y no alta sensibilidad, o se dan ambas cosas.

 

Por qué podría tratarse de alta sensibilidad y no de TDAH:

Un número considerable de quienes tienen TDA podrían ser mal diagnosticados porque están crónicamente sobreestimulados en aulas grandes y muy concurridas, donde lo primero que nota el profesorado es un niño que por alguna razón se muestra difícil y distinto. Esta sobreestimulación puede darse también en casa, con la TV, los hermanos, etc., además de después de las actividades escolares que hacen otros chicos y en las que también participan los niños con alta sensibilidad (NAS). Esos entornos podrían parecer soportables para la mayoría de los niños, pero probablemente no para los NAS, que nunca pueden librarse de la sobreestimulación. Por supuesto es importante saber qué es lo que está ocurriendo, porque el abordaje sería muy distinto.

La situación se complica por el hecho de que hay dos tipos de TDA: el hiperactivo, más habitual en niños y hombres, y el meramente inatento, más común en niñas y mujeres. Ambos pueden ser mal diagnosticados cuando la causa subyacente es la sobreestimulación crónica originada por la sensibilidad. Y quizá resulta más aceptable socialmente que un chico sensible se muestre inquieto y enérgico cuando está sobreestimulado, que retraído, reservado o fantaseando en un rincón, como sí pueden hacer las chicas sensibles y sobreestimuladas, con algo menos de estigma.

En los adultos, me pregunto si ser un buscador de sensaciones [del inglésHigh Sensation Seeker (HSS)] podría confundirse con el TDAH, y sabemos con certeza que las PAS también pueden ser buscadoras de sensaciones.

En mi opinión la prueba importante es si la persona tiene una buena concentración en un lugar tranquilo. La mayoría de las personas con TDAH no la tienen, y pueden concentrarse mejor con algún ruido. La mayor parte de las PAS tienen una concentración excelente en un lugar tranquilo, cuando no están sobreestimuladas. Así que lo más importante respecto a estas últimas es reducir la estimulación y otras fuentes de agitación y estrés.

No faltará quien afirme que la mejor prueba es administrar los medicamentos que se utilizan para tratar el TDAH (que paradójicamente son estimulantes), y que si la persona mejora, probablemente sea ese el diagnóstico. Al no ser experta en la materia no estoy segura de ello.

 

Por qué podría ser TDAH y no alta sensibilidad:

El diagnóstico puede ser difícil, especialmente tratándose de niños, pero un niño que se siente mal cuando, por ejemplo, no entrega los deberes escolares o no recuerda detalles importantes, podría volverse tímido. Sentirse distinto encajaría tanto con el TDAH como con la alta sensibilidad. Tanto los padres como los adultos que tienen el trastorno podrían interpretar los síntomas como propios de un rasgo normal, creer que la situación descrita es cierta y que la distraibilidad se debe solo a la sobreestimulación de una PAS.

 

¿Ambas cosas?

Tal como he dicho, en este caso el TDAH y la alta sensibilidad parecen casi excluyentes entre sí, pero no me atrevería a decir que no se puedan tener ambas. He conocido a PAS que me han dicho que tienen las dos, y el funcionamiento del cerebro y de la genética es aún demasiado incierto, salvo en que las cosas son siempre más complicadas de lo que pensamos.

Como siempre, si crees que tú o tu hijo pudierais tener este trastorno deberías sin duda buscar una opinión profesional antes de llegar a la conclusión de que es «solo sensibilidad». Para obtener ayuda sobre esto consulta esta pregunta frecuente.

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Sobre la publicación del texto original:

  • Título: FAQ: What is the relationship between the HSP trait and Attention Deficit/Hyperactivity Disorder (also sometimes called ADD)?
  • Autora: Elaine Aron
  • Fecha: no especificada (consultado 30-05-2021)
  • Lugar (acceso libre):The Highly Sensitive Person, de Elaine Aron, apartado de preguntas frecuentes (FAQ).
  • Enlace en internet:https://hsperson.com/faq/hs-or-adhd/
  • Traducido del inglés por Nicolás López

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Photo by MI PHAM on Unsplash

Os presentamos esta traducción de un artículo de la web http://www.sensitivityresearch.com, dedicada a la divulgación de la investigación relacionada con el rasgo de la alta sensibilidad de una manera simple y entendible por cualquiera. Es una web que se estrenó hace poco, y desde la APASE iremos traduciendo artículos que nos parecen de interés general. La web es una iniciativa del Dr. Michael Pluess y su equipo. La traducción ha sido realizada por Karina Zegers de Beijl.

 

1 de noviembre de 2020 – Por el Dr. Robert Keers y el Dra. Elham Assary

 

Acerca de los autores

Robert Keers fue profesor de psicología en la Universidad Queen Mary londinense. Su investigación tuvo como objetivo entender cómo tanto los genes como el entorno influyen en el desarrollo y tratamiento de la ansiedad y de la depresión. Para obtener una respuesta a su pregunta optó por un enfoque interdisciplinario y utilizó una gama de métodos, desde genómica humana, modelos animales y la farmacogenómica, hasta grandes estudios de control de casos, de gemelos y estudios realizados por colegas.

Elham Assary es investigadora postdoctoral en la Universidad Queen Mary de Londres. Su investigación tiene como objetivo entender cómo la interacción entre los genes y el entorno (medio ambiente) influye en el desarrollo de la psicopatología o la resiliencia a la misma. Su investigación actual utiliza una serie de métodos genéticos conductuales y moleculares para investigar qué factores genéticos se relacionan con las variaciones en la sensibilidad a los entornos positivos y negativos y cómo afectan a los resultados de tales exposiciones ambientales.

 

Resumen

Realizamos un estudio genético de la sensibilidad ambiental utilizando un enfoque novedoso que involucra a gemelos idénticos. Usando estos hallazgos, pudimos estimar la propensión genética a la sensibilidad ambiental en dos muestras adicionales y mostramos hallazgos que eran consistentes con las teorías de la sensibilidad. Específicamente, los niños altamente sensibles se vieron afectados desproporcionadamente por experiencias positivas y negativas y respondieron de manera diferente al tratamiento psicológico.

 

Información de antecedentes

Las teorías de sensibilidad sugieren que los genes explican por qué algunas personas son más sensibles que otras [1;2], y nuestro reciente estudio de gemelos apoya esta idea [3].

A pesar de esto, nuestro conocimiento de la genética de la sensibilidad es todavía limitado. La sensibilidad es un rasgo complejo causado por los efectos acumulativos de cientos, si no miles, de diferencias genéticas. Esto representa un gran desafío para los estudios genéticos moleculares.

Esto significa que para detectar todos los genes implicados en la sensibilidad, tendríamos que medir cuidadosamente todos los entornos positivos y negativos en la vida de un gran grupo de individuos y probar cómo su respuesta a estas experiencias está relacionada con (millones de) diferencias genéticas.

Sin embargo, un nuevo método que usa gemelos idénticos puede proporcionarnos un atajo a los genes sensibles. Como son genéticamente idénticos, cualquier diferencia entre gemelos idénticos es el resultado de diferencias en sus experiencias.

Estas diferencias son exageradas aún más por la sensibilidad. Por ejemplo, imagine un par de gemelos idénticos con alta sensibilidad con un elevado número de genes de sensibilidad. Uno de los niños de la pareja es acosado en la escuela, mientras que su co-gemelo tiene una experiencia escolar relativamente positiva.

Las teorías de sensibilidad predicen que estos gemelos crecerán para ser muy diferentes entre sí. El gemelo expuesto a la adversidad (bullying) se verá afectado desproporcionadamente por esto y puede desarrollar síntomas de depresión o ansiedad, mientras que su co-gemelo se beneficiará desproporcionadamente de su experiencia positiva en la escuela y tendrá un alto bienestar psicológico.

Ahora imagínense un par de gemelos con muy baja sensibilidad que lleve pocos genes de sensibilidad. Como no se ven afectados por entornos positivos o negativos, estos gemelos crecerán para ser muy similares entre sí, incluso si tienen experiencias diferentes.

Con esta lógica, las diferencias dentro de la pareja de gemelos en un resultado determinado, podrán ser utilizados como medida indirecta de la sensibilidad ambiental. Es importante destacar que este resultado simple puede ser aplicado a los datos de todo el genoma para buscar genes de sensibilidad, sin la necesidad de medir el entorno o probar interacciones complejas entre genes y entornos.

 

Cómo se llevó a cabo el estudio

Realizamos el primer estudio de asociación genómico (GWAS) para aplicar este método con un enfoque en problemas emocionales en alrededor de 1.000 pares gemelos idénticos de 12 años de edad, del Estudio de Desarrollo Temprano de Gemelos (TEDS) [4]. Utilizamos estos hallazgos para crear una Puntuación Poligénica de Sensibilidad al Entorno(PGSSE) en dos muestras no relacionadas.

La puntuación poligénica refleja el nivel de sensibilidad de un individuo basado en su genotipo. Usando esta puntuación genética exploramos si los efectos de la crianza en problemas emocionales, o en la respuesta a la terapia psicológica para la ansiedad, diferían dependiendo de la sensibilidad genética de un individuo.

La información sobre la crianza de los hijos y los problemas emocionales de los niños se recopilaron a través de cuestionarios rellenados por los candidatos mismos. Los datos sobre la respuesta al tratamiento para niños con trastorno de ansiedad incluyeron el tipo de terapia que el niño recibió: terapia individual, en grupo o dirigido por padres.

 

Principales hallazgos

Nuestros hallazgos fueron consistentes con una explicación poligénica de la sensibilidad ambiental. Es decir, la sensibilidad fue causada por los efectos acumulativos de miles de diferencias genéticas. Nuestros hallazgos también fueron consistentes con las teorías de la sensibilidad.

Específicamente, en individuos con baja sensibilidad genética, la crianza tuvo poco efecto en los problemas emocionales. Por el contrario, en aquellos niños con alta sensibilidad genética, la crianza negativa fue un factor de riesgo significativo para los problemas emocionales, mientras que la crianza positiva tuvo un carácter protector (ver Figura 1).

La sensibilidad genética también se relacionó con la respuesta diferencial a los tratamientos psicológicos en niños con trastornos de ansiedad. Específicamente, los niños con alta sensibilidad genética respondieron mejor a la terapia individual, moderadamente bien a la terapia de grupo, y relativamente mal a la terapia dirigida por los padres. Por el contrario, aquellos con baja sensibilidad genética respondieron igual de bien a cada tipo de tratamiento.

Estos efectos fueron potencialmente clínicamente significativos. Para los que se encuentran en el tercio superior de las tasas de remisión por sensibilidad ambiental fueron del 70,9%, 55,1% y 40,6% para terapia individual, terapia de grupo y terapia breve dirigida por los padres, respectivamente.

Estos hallazgos sugieren que para aquellos con una sensibilidad genética relativamente baja hacia el entorno, los tratamientos menos costosos tienen la misma eficacia que el más costoso tratamiento individual.

 

Conclusiones

Encontramos que la sensibilidad genética influye tanto en la respuesta a la adversidad como en los tratamientos psicológicos. Los niños genéticamente sensibles se vieron más afectados negativamente por la crianza negativa, pero también se beneficiaron más de la crianza positiva, en comparación con aquellos con una baja sensibilidad genética.

Los niños genéticamente sensibles con trastornos de ansiedad también se vieron más afectados por el tipo de terapia que recibieron, respondiendo mejor a una terapia más intensiva individual.

Los resultados de nuestra investigación podrían tener importancia de cara a la prevención y el tratamiento de problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión. La puntuación genética de un individuo podría utilizarse para la medicación personalizada y para decidir sobre el tratamiento más eficaz de un paciente determinado, o para estrategias preventivas dirigidas a aquellos con mayor sensibilidad genética a la adversidad.

También puede proporcionar nuevos conocimientos sobre los mecanismos biológicos subyacentes a la resiliencia y la respuesta al tratamiento, y proporcionar nuevos objetivos terapéuticos.

A pesar de estos nuevos hallazgos alentadores, la investigación podría mejorarse aún más. Por ejemplo, una muestra sustancialmente mayor de pares gemelos idénticos produciría una puntuación de sensibilidad genética más precisa.

Recientemente recibimos fondos del Wellcome Trust para crear la genética del Consorcio de Sensibilidad Ambiental (GenSEC) reuniendo a más de 20.000 gemelos idénticos con datos genéticos. Esta muestra muy grande nos permitirá replicar y refinar la puntuación de sensibilidad genética, y explorar si las variantes genéticas que aumentan la reacción al entorno (medio ambiente) funcionan de manera similar en todos los trastornos y edades.

Referencias:

  1. Belsky, J., & Pluess, M. (2009). Beyond diathesis stress: differential susceptibility to environmental influences. Psychological Bulletin, 135(6), 885-908. doi: 10.1037/a0017376
  2. Ellis, B. J., Boyce, W. T., Belsky, J., Bakermans-Kranenburg, M. J., & van Ijzendoorn, M. H. (2011). Differential susceptibility to the environment: an evolutionary-neurodevelopmental theory. Development and Psychopathology, 23(1), 7-28. Doi: 10.1017/S0954579410000611
  3. Assary, E., Zavos, H.M.S., Krapohl, E. Keers R. & Pluess, M. (2020). Genetic architecture of Environmental Sensitivity reflects multiple heritable components: a twin study with adolescents. Mol Psychiatry https://doi.org/10.1038/s41380-020-0783-8
  4. Keers R, Coleman JR, Lester KJ, et al. (2016). A Genome-Wide Test of the Differential Susceptibility Hypothesis Reveals a Genetic Predictor of Differential Response to Psychological Treatments for Child Anxiety Disorders. Psychother Psychosom, 85(3):146‐158. doi:10.1159/000444023

Os presentamos esta traducción de la parte principal del Newsletter de la dra. Elaine, un fragmento de un nuevo libro que salió al mercado. Es un libro especialmente interesante para varones con el rasgo de la alta sensibilidad. Por el momento este libro no está traducido al castellano, pero viene especialmente recomendado para aquellos varones que manejan el inglés. Os acordamos del hecho del que el año 2020 fue denominado ‘el año de hombre altamente sensible’, celebrado con varios eventos presenciales (a pesar del Covid) y con videos, como el reportaje de Will Harper sobre el congreso para hombres AS. 

La APASE agradece a Nicolás López la traducción del siguiente fragmento:

Fragmento de Confesiones de un hombre altamente sensible, de Bill Allen. Capítulo 3: Ser diferente al crecer

15 de octubre de 2020, Por Elaine

 

Autor: Bill Allen

 

Callado y solitario

Yo era un niño tímido e introvertido. Uno de mis primeros recuerdos es de cuando tenía unos cuatro años. Mis padres habían cambiado de iglesia y puedo recordar claramente el primer domingo que fuimos a la nueva parroquia. Me llevaron a una sala bastante grande y dividida en zonas. Mi madre y mi padre sabían que yo no iba a entrar sin más en ese extraño lugar. Tan pronto vi que me iban a dejar con absolutos extraños me eché a llorar. Recuerdo que gritaba y pataleaba. Me sentí abandonado cuando vi a mis padres salir de la sala y desaparecer por el vestíbulo.

En algún momento me calmé. A decir verdad los profesores de la escuela dominical eran buena gente, pero no me sentía a gusto. Sé que no quería estar allí. Habrá quienes digan que fue una buena lección para mí. Tenía que dejar que mis padres se fuesen a hacer actividades de mayores, como ir a la clase de la escuela dominical para adultos, pero no estaba acostumbrado a estar fuera de mi elemento. Fue un proceso que experimenté una y otra vez los primeros diez años de mi vida.

 

Mi habitación y mis libros, una solución para el cambiante mundo exterior

Nos mudamos varias veces en mis años jóvenes. Probablemente no tanto como una familia militar, pero para mí fue suficiente. Trasladarnos fue duro; básicamente significaba que tenía que volver a empezar una vez más. No solo hacer nuevos amigos sino redescubrir mis nuevos puntos de referencia, encontrar la nueva zona de confort. No fue ese un proceso fácil para mí: yo estaba muy sensibilizado con mi entorno. Para sentirme cómodo tenía que saber quiénes eran amigos, quiénes enemigos y a quiénes tenía que vigilar. A los nueve años ya me había mudado cuatro veces, cada una de ellas tan difícil como la anterior. Cambié de escuela cuatro veces antes del cuarto curso, en algunos casos saltando de un Estado a otro distinto. Desde luego que en los años sesenta casi nunca hubo continuidad en los sistemas educativos. Me encontraba en el sur, pasando en un momento de un Estado último en educación a otro apenas dos niveles por encima…

Nunca me consideré un estudioso. No me interesaba leer historias de misterio de los Hardy Boys o libros para lectores de ficción para jóvenes; era entusiasta de una información más práctica. En 1964 mis padres invirtieron en una colección de la World Book Encyclopedia que para mí fue un regalo increíble: tenía ilustraciones y gráficos, listas y artículos que nunca antes había visto. La devoré de principio a fin, libro a libro, de la A a la Z. Pasé horas con cada uno de sus volúmenes leyendo de todo, en todas partes, aprendiendo cosas de las que nunca había oído hablar en la escuela. Era la versión 0.1 de internet y me encantó. Fue entonces, a esa tierna edad, cuando me convertí en un friki de la información…

Mi habitación era mi castillo, mi refugio, mi santuario. Pasé muchas horas jugando con soldados de juguete, soldados de plástico baratos de las tiendas K-Mart. No jugué con ellos como un chico normal, qué va; creé escenas de una película con diálogo y acción, y al final ninguno moría. No disparé a mis soldados con pistolas de balines, ni les tiré piedras para derribarlos. Ninguno saltó por los aires nunca, pero en mi cabeza había una seria orquestación de esos actores de plástico en un escenario de montañas formadas con literas, campos de batalla hechos con alfombras, búnkeres detrás de mesas o sillas, y lagos y ríos hechos con tapetes. A veces tardaba horas en preparar el escenario, los largos convoyes de tropas, tanques y jeeps. Todo eso estaba en mi cabeza. Había un rico mundo de posibilidades en mi mente.

 

Cómo evitar la humillación: convertirme en un impostor

A medida que fui creciendo, cerca ya del quinto o sexto curso, descubrí con qué facilidad me sentía avergonzado. Para mi desgracia, los chicos de clase también se dieron cuenta. Podían hacer que me pusiera rojo como un tomate con tan solo dirigir hacia mí un poco de atención no deseada. Algún chico se tiraba un pedo y después me señalaba, reprendiéndome por la grosera falta de educación. No había sido yo, pero al sentir vergüenza me ponía colorado. A la edad de once años, sonrojarse equivale a reconocer la culpa.

Desarrollé un patrón de conductas de evitación. Según me iba haciendo mayor evité las interacciones sociales, las fiestas de cumpleaños mixtas, las fiestas con piscina, las ocasiones de sentir mucha vergüenza o, tal como yo lo percibía, la humillación. Me vi evitando toda oportunidad de estar en público entre compañeros o adultos o, para ser sincero, de estar con cualquier persona. Rehuí la Little League porque cada partido era un lugar de reunión para padres y espectadores fanáticos que se retaban y que siempre se hacían de un equipo. Yo no era muy bueno jugando al béisbol, así que había muchas posibilidades de que fuera humillado.

Suena exagerado, pero para mí la humillación era algo que debía evitar a toda costa. El ego de mi débil jovenzuelo no estaba hecho para manejar la avalancha de críticas o burlas que conllevaba el meter la pata. Fue triste que mis ideas sobre mí y mi autoimagen dependieran tanto de mi mundo interior. Nunca hubo una confirmación externa porque el único lugar al que podía llegar era el mundo exterior. Y desgraciadamente no hubo nadie que me empujara con amabilidad a tantear el terreno. Eso hizo que se consolidara de por vida un hábito de evitación que estoy aprendiendo a superar.

Desde los líderes de los Boy Scout hasta los sacerdotes o entrenadores, pasando por cualquier miembro varón adulto de la familia, fui socializado para aceptar la norma dominante para el rol de comportamiento masculino, que en pocas palabras es ser un hombre de los años 60, definición de la II Guerra Mundial; amoldarse o ser rechazado. En esta elección binaria no había lugar para niños que no encajaran en ese modelo.

Sentí que vivía la vida de un impostor. Hubo mucha incongruencia entre quién era yo y lo que mostré al mundo.

 

Por otra parte…

Entre mis amigos, los chicos del vecindario, me sentía mucho más seguro. Esas interacciones fueron más de uno a uno y elegí cuidadosamente a mis amistades. Cuando mi familia se estableció en el vecindario de Carolina del Sur, donde me crié, logré un nuevo sentido de confianza en mí mismo. Descubrí que era un organizador y líder natural.

Nuestro barrio era de una apariencia casi sacada de The Little Rascals.[1] Organizamos partidos de béisbol, fútbol y baloncesto con otros barrios. Me vi siendo el que todos buscaban para saber qué estaba pasando. Construimos campamentos en el bosque, organizamos acampadas con los niños vecinos y en general pasamos veranos idílicos. Fui el que se encargaba de la organización y me gustó ese cometido.

En una ocasión decidí crear un boletín informativo del barrio y recibí una máquina de escribir para estudiantes con la que escribí historias. La madre de mi vecino de al lado era profesora de escuela e hizo copias deese boletín, para que pudiéramos distribuirlo.

 

 

Sí, en las circunstancias adecuadas y con un cierto nivel de comodidad yo podía llegar fácilmente a lo más alto. Era un chico simpático, inteligente y creía en el concepto de equipo, pero apreciaba a mis amigos como individuos. Me organizaba bien y era un buen planificador para el vecindario. Nunca fui consciente de que esas características eran talentos naturales; es solo que nunca recibí el feedback adecuado.

En las obras de teatro escolares siempre me elegían para ser el narrador, por lo general el primer muchacho en salir disfrazado, recitando nervioso mi parte, pero sin errores. Si el disfraz era ridículo yo era el primero en reír, lo cual por supuesto me resultaba embarazoso. Un año representamos una obra sobre George Washington y los padres fundadores de los Estados Unidos de América. Caminé frente al telón para empezar el espectáculo, con una rápida narración sobre el tema, luciendo una peluca hecha con bolas de algodón que cuando empezó la obra comenzó a desintegrarse. Era alto y delgado y debí de parecer ridículo, porque el público estalló en carcajadas cuando me acerqué al centro del escenario. Sin embargo me las arreglé para narrar mi texto y salir con la cara colorada pero aliviado. Se notaba mi buena memoria y mi escrupulosidad. Quizá era por eso por lo que cada año me tocaba hacer lo mismo.

Lo que aprendí fue lo que no aprendí. No aprendí a tener confianza en mí mismo ni en quien me estaba convirtiendo. Nunca aprendí a tratar con mis emociones intensas, a dejar que fluyeran sobre mí, a sumergirme y liberarlas, y no aferrarme a ellas. Luché internamente con aquellos sentimientos y nunca sentí la orientación de un hombre mayor y más sabio. No había nadie que me guiara a través del difícil proceso de expresar mis emociones, mis miedos y mis constantes preocupaciones sobre el mundo exterior…

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[1]The Little Rascals(los pequeños granujas) es una película estadounidense de 1994 sobre las aventuras de un grupo de niños de barrio. Es adaptación de la serie de cortometrajes Our Gang,de 1920, 1930 y 1940, serie que más tarde se transmitió en televisión como The Little Rascals. En Hispanoamérica ese film se tituló La pandilla: los pequeños traviesos o Los pequeños bribones; en España, Una pandilla de pillos). Fuente: Wikipedia. (N. del T.)

Más datos sobre los niños con alta sensibilidad. En este artículo miramos la septima pregunta de la encuesta creada por la holandesa Esther Bergsma y adaptada al mundo hispanohablante por la APASE, la asociación de personas con alta sensibilidad de España. La pregunta era: Ante situaciones sociales: ¿cuáles de las siguientes formas de sensibilidad por nuevos estímulos percibe o ha visto en su hijo?

Si quieres conocer el resultado de las respuestas a esta pregunta, puedes pinchar AQUÍ.

Foto:  Muhammadtaha Ibrahim on Unsplash

Acabamos de analizar las respuestas a la sexta pregunta en la cual os preguntamos por las reacciones ante nuevos estímulos (situaciones nuevas) de sus hijas e hijos. Una vez más podemos aprender mucho sobre las características de nuestros pequeños PAS, lo más importante (creo yo), el hecho de que sus reacciones no son raras, no necesariamente apuntan a trastornos y son compartidas por elevados porcentajes de niños (y adultos, claro) que se ven reflejados en las características de nuestro bello rasgo.

Si quieres conocer el resultado de las respuestas a esta pregunta, puedes pinchar AQUÍ.

foto:  Alexander Dummer on Unsplash