,

Jornadas de Alta Sensibilidad: el viaje de vuelta a mí misma

VII jornadas nacionales de alta sensibilidad

(Testimonio de una socia de APASE en las Jornadas Nacionales de Alta Sensibilidad Madrid ’24)

Conocí APASE en el año 2019, en uno de esos momentos en que la vida te pone delante un espejo y no puedes mirar a otro lado. No fue un camino directo ni inmediato. Me divorcié en 2016 y, durante un tiempo, viví como si estuviera dentro de una película que no me correspondía. Había formado una familia “perfecta” con mi entonces marido y mis dos preciosas hijas, pero algo dentro de mí se sentía ficticio, como si estuviera viviendo la vida de otra persona.

Iba por el mundo de manera volátil, satisfaciendo a todo el mundo, sin saber ponerme en mi lugar. Todo me afectaba profundamente. Tenía pensamientos que no entendía, cambios bruscos de ánimo, una sensibilidad al rechazo que me desbordaba… y una culpa muy honda, especialmente la culpa de sentir que no luchaba lo suficiente por el bien de mis hijas.

Un día cualquiera, navegando por internet, apareció ante mí un término que, sin saberlo, iba a cambiarlo todo: PAS, Personas Altamente Sensibles. Sentí una chispa, algo en mí resonó con fuerza. Y detrás de esa chispa apareció APASE, una asociación dedicada precisamente a eso que yo acababa de descubrir. Empecé a leer, a investigar, a empaparme de ese universo que, por primera vez, parecía explicarme desde dentro.

Y entonces lo vi: un anuncio sobre unas jornadas de Alta Sensibilidad en Buñol, Valencia, en junio de 2019. No sabía lo que me iba a encontrar, pero algo en mi corazón me dijo que tenía que ir. Nunca había viajado sola, nunca había dormido sola en un hotel y, sin embargo, de pronto me vi comprando un billete de avión, reservando una habitación y haciendo la maleta con una seguridad que no sabía que tenía.

Mi entorno pensaba que me iba a meter en una secta, me hicieron seguimiento todo el viaje, pero yo sabía, sin saberlo, que esas jornadas iban a cambiar mi vida.

Y así fue. Aquellas jornadas no fueron solo una experiencia bonita, fueron un punto de inflexión, un antes y un después. No solo aprendí, me transformé, no solo asistí, algo en mí despertó. Allí encontré respuestas, calma, comprensión. Conocí a personas que se quedarán en mi vida para siempre: Susi, Dani…, y también a Jaquelin Madeira, que me habló del grupo PAS de Asturias y me invitó a unirme. Y desde entonces, no he parado. Me sumé a ese grupo, y hoy en día soy su administradora. Empecé a acudir a los encuentros locales, y cada nuevo paso me ayudaba a conocerme mejor, a reconocerme.

Desde entonces, he asistido a todas las jornadas: en Valencia, Asturias, Madrid, El Escorial… y este año, repito en El Escorial, porque siempre descubro algo nuevo, siempre salgo con algo valioso, siempre me llevo un trozo de esas jornadas en el corazón.

Hoy puedo decir que soy una persona más segura, más consciente, más libre, que he dejado atrás muchos miedos, que hago cosas que antes me parecían impensables: hablar en público, viajar sola, ponerme en el centro de mi vida sin sentirme egoísta, expresar mis emociones con claridad, dejar de pedir perdón por sentir, confiar en mi intuición, tomar decisiones desde el corazón, que ya no dependo emocionalmente de nadie, que creo en mí, que he aprendido a reconocer mi sensibilidad no como una debilidad, sino como una fortaleza luminosa.

Nada de eso habría sido posible sin APASE,

sin su labor incansable, su compromiso con la sensibilización, su esfuerzo por crear espacios donde por fin podemos ser quienes somos, sin disfraz, sin juicio, sin máscara.

Las jornadas son mucho más que un evento, son una oportunidad de reencuentro con tu esencia, un espacio donde se derriban miedos y nacen alas, donde todo lo que una PAS necesita —comprensión, calidez, profundidad— está presente.

Si estás leyendo esto y te lo estás pensando… no lo dudes. Las jornadas de Alta Sensibilidad son un faro en medio de la niebla, un lugar de encuentro, una casa donde puedes ser tú misma sin filtros, donde cada historia te toca, donde cada conversación deja huella, donde te reconoces en otros y empiezas a reconocerte en ti.

Gracias, APASE, por tanto, por crear estos espacios, por la calidez, por el acompañamiento, por todo lo que hacéis posible.

✨ Nos vemos en El Escorial.


Anna Rodríguez