Todo lo que los investigadores saben en 2021 sobre alta sensibilidad

Os presentamos esta traducción de un artículo de la web http://www.sensitivityresearch.com, dedicada a la divulgación de la investigación relacionada con el rasgo de la alta sensibilidad de una manera simple y entendible por cualquiera. Es una web que se estrenó hace poco, y desde la APASE iremos traduciendo artículos que nos parecen de interés general. La web es una iniciativa del Dr. Michael Pluess y su equipo. La traducción de este artículo ha sido realizada por Nicolás López.

Sabemos más que en ningún otro momento de la historia sobre el rasgo de la sensibilidad, y los descubrimientos siguen produciéndose.

POR EL PROFESOR MICHAEL PLUESS /

CIENCIA /

10 DE MARZO DE 2021

Como rasgo de personalidad, la sensibilidad aún se considera un concepto relativamente nuevo en el ámbito de la psicología, pero viene siendo objeto de investigación activa por parte de académicos y profesionales desde hace al menos 25 años. Esto significa que ahora es un buen momento para hacer balance de lo que sabemos, de lo que no y de cómo las personas sensibles pueden beneficiarse más de la investigación actual. No digo esto a la ligera: siendo uno de los investigadores directamente involucrados en este trabajo, creo que cuanto más sepamos sobre las personas sensibles en mejores condiciones estaremos para atender sus necesidades. Y querría que nuestro conocimiento sea todo lo accesible que se pueda.

Con ese fin voy a exponer en términos sencillos todo lo que sabemos acerca de la sensibilidad, empezando por sus primeros tiempos y recorriendo todo el camino hasta el presente. Dado el elevado número de estudios realizados durante todo este tiempo (1), con este resumen no pretendo abarcar todas las aportaciones hechas sobre ello, sino más bien resaltar las más importantes para facilitar una comprensión general, incluyendo algunos de los descubrimientos recientes más reveladores.
Los orígenes de la investigación sobre la sensibilidad
La más temprana investigación sobre la sensibilidad se remonta a 100 años atrás, cuando el psiquiatra Carl Gustav Jung propuso que algunas personas se caracterizan por «una sensibilidad innata» (2). Desde entonces y con diferentes enfoques se han estado investigando algunas partes de lo que hoy día llamamos sensibilidad (por ejemplo, al estudiar la introversión, o en el contexto de la inhibición de la conducta, nuestra capacidad para controlar nuestros deseos impulsivos). Hubo que esperar hasta mediada la década de 1990 para que surgieran teorías más específicas sobre la sensibilidad y los investigadores comenzaran a estudiar la sensibilidad como un rasgo en sí mismo. Esas nuevas teorías despertaron un amplio interés e incentivaron nueva investigación.
Las primeras teorías sobre sensibilidad y las pruebas empíricas tempranas (1995-2015)

TRES TEORÍAS DISTINTAS

Los primeros 20 años de investigación sobre la sensibilidad se centraron mayoritariamente en la teoría. Esto es más importante de lo que pudiera parecer: en psicología es esencial disponer de una sólida teoría asentada antes de realizar investigación empírica para comprobarla y desarrollarla. De forma más o menos simultánea surgieron tres teorías individuales de diferentes investigadores, como respuesta a la observación clínica o investigación académica sobre el desarrollo de la infancia. Esas teorías fueron:
• Sensibilidad de procesamiento sensorial (SPS, Sensory Processing Sensitivity), de Elaine y Art Aron, quienes acuñaron la expresión «persona con alta sensibilidad»
• Susceptibilidad diferencial (DS, Differential Susceptibility), de Jay Belsky
• Sensibilidad biológica al entorno (BSC, Biological Sensitivity to Context), de Tom Boyce y Bruce Ellis
El elemento común de esas tres teorías es que todas ellas sostienen que algunas personas se ven especial y fuertemente afectadas por lo que viven.
Durante los primeros tiempos de la investigación sobre sensibilidad los estudios se centraron estrechamente en algunos detalles bastante específicos sobre cómo funcionaba la sensibilidad, y cada una de esas tres teorías adoptaron un enfoque distinto. Por ejemplo, la investigación de la SPS se centró principalmente en la personalidad de los adultos; la susceptibilidad diferencial en la infancia, y la BSC en las reacciones fisiológicas al estrés en los niños.
Un importante desarrollo inicial resultó ser una medida de autoevaluación de la sensibilidad, conocida como Escala de persona con alta sensibilidad: básicamente una serie de preguntas que la gente podría responder y que podrían determinar su grado de sensibilidad. Esto allanó el camino para un gran número de estudios de seguimiento que apuntaron a cómo se relaciona la sensibilidad con otros rasgos (por ejemplo, fue durante ese período cuando aprendimos que sensibilidad e introversión son cosas distintas).
Diferentes estudios también pusieron en común distintas clases de datos: la investigación de SPS se centró en los adultos, lo cual nos ayudó a ver qué partes de la conducta humana están relacionadas con la sensibilidad y qué partes no. Por su parte, la DS y la BSC realizaron la denominada investigación longitudinal, siguiendo a niños con alta sensibilidad durante años desde una temprana edad. Esto aportó información fundamental sobre lo que la gente sensible necesita para desarrollarse.
En conjunto esas clases de estudios han proporcionado pruebas empíricas sólidas del concepto de la sensibilidad como parte de la personalidad humana, lo cual ha abierto la puerta al siguiente paso: explorar la función cerebral y la genética de la sensibilidad.
Una oleada de nuevos descubrimientos (2015-2021)
Los últimos cinco años de investigación sobre sensibilidad han estado marcados por dos importantes cambios:
• La teoría de la sensibilidad ambiental. La forma en que vemos la sensibilidad se ha perfeccionado, y las tres teorías iniciales mencionadas antes han sido combinadas en un marco único, al que llamamos sensibilidad ambiental (3, 4). Términos como persona con alta sensibilidad (PAS) —u «orquídeas y dientes de león»— son solo diferentes maneras de describir ese marco.
• Más investigación empírica que nunca antes sobre la sensibilidad. La investigación se ha ampliado y ha buscado un conocimiento más profundo de los componentes psicológicos, fisiológicos y genéticos de la sensibilidad. Se han desarrollado nuevas maneras de medir la sensibilidad en niños y adolescentes, incluyendo evaluaciones basadas en la observación del comportamiento, por parte de expertos con formación.
Estos dos importantes cambios han permitido una serie de descubrimientos en los últimos seis años:

DESCUBRIMIENTO N.º 1: SE HA EVIDENCIADO QUE LA SENSIBILIDAD ES UN CONTINUO

Hasta este período había varias teorías que tendían a diferenciar entre dos grupos de personas: las que tienen alta sensibilidad y las que no. Sin embargo, estudios nuevos realizados con muestras mucho más amplias durante este período han llevado al descubrimiento de que la sensibilidad debería considerarse a lo largo de un continuo (todas las personas tienen un cierto grado de sensibilidad, algunas más que otras).
Utilizando ese continuo, las personas pueden clasificarse en tres grupos de sensibilidad: baja, media o alta. Cada uno de esos tres grupos tiene sus propias fortalezas y debilidades. Cabe pensar en esos grupos como dientes de león, tulipanes y orquídeas. Los dientes de león (las personas con baja sensibilidad) crecen en cualquier parte y sobreviven a condiciones duras. Las orquídeas (personas con alta sensibilidad) necesitan condiciones de crecimiento muy específicas para florecer, pero cuando consiguen satisfacer sus necesidades son increíblemente positivas. Los tulipanes, que se sitúan en un término medio, comparten un poco de los otros dos grupos.

DESCUBRIMIENTO N.º 2: LA SENSIBILIDAD TIENE SU PROPIO PERFIL DE PERSONALIDAD

Durante este período se ha hecho también un progreso significativo respecto a la relación entre la sensibilidad y otros rasgos comunes de personalidad, apuntando hacia un perfil de personalidad específico subyacente a la sensibilidad. Más concretamente, la investigación ha llevado a la conclusión de que la sensibilidad se caracteriza por un elevado neuroticismo y «apertura a las experiencias», y a que la introversión juega un papel menor del que hasta ahora se suponía. Lo digo de otro modo, por si eso suena a jerga de la psicometría: si eres creativo y abierto a nuevas ideas pero a menudo tus emociones cambian sorpresivamente, es muy probable que puntúes alto en sensibilidad.

DESCUBRIMIENTO N.º 3: UN CEREBRO SENSIBLE PROVIENE DE (MUCHOS) GENES

Con relación a la neurociencia de la sensibilidad, se ha descubierto que la estructura y funcionamiento de varias regiones cerebrales, tales como el hipocampo y la amígdala, desempeñan un importante cometido. Por otra parte, el acceso a nuevas medidas y muestras más amplias ha permitido también avances sustanciales en nuestra comprensión del rol de la genética en la sensibilidad, con estudios según los cuales alrededor del 50 % de las diferencias entre individuos se deben a factores genéticos. En otras palabras, en gran medida si eres sensible es que naciste así. Por añadidura, más que reflejar un solo «gen de la sensibilidad», esos factores genéticos están ampliamente repartidos por todo el genoma.
La investigación empírica ha continuado avanzando y expandiéndose por puntos geográficos, culturas y contextos más allá de EE. UU. y del Reino Unido, en países como Italia, Bélgica, Alemania, Líbano, Japón y Sudáfrica, por mencionar unos pocos ejemplos. Por último, y muy importante, los marcos de investigación se han fortalecido durante este tiempo con estudios que adoptan más enfoques experimentales y longitudinales, y se ha investigado cada vez más la sensibilidad como respuesta a las experiencias positivas, en vez de centrarse mayoritariamente en las negativas, y resaltando las muchas ventajas de la alta sensibilidad.
Lo que no sabemos y hacia dónde apunta la investigación más inmediata (2021-2030)
Aunque durante los últimos veintitantos años ha habido un progreso significativo en la investigación sobre la sensibilidad, nuestros conocimientos actuales tienen lagunas que hay que abordar en la investigación futura.
Entre esas lagunas está la cuestión de cómo evoluciona exactamente la sensibilidad con el paso del tiempo, y si se fija en la niñez o se puede desarrollar más adelante en la edad adulta. Para investigar esto necesitamos continuar mejorando nuestra capacidad de medir con precisión la sensibilidad a través de la identificación y captación de las características más esenciales de la misma. Lo ideal es que esas medidas sean objetivas, aplicables a personas de distintas edades y culturas e incluyan asimismo componentes biológicos de la sensibilidad.
De la misma manera, aunque ha habido algún progreso inicial en nuestro conocimiento de la biología que subyace a la sensibilidad, se precisa mucho más trabajo orientado a la neurociencia, a la fisiología y a la genética. Para avanzar en nuestro conocimiento de la sensibilidad son fundamentales unos estudios neurocientíficos y fisiológicos cuidadosamente planificados. Sin embargo, los estudios genéticos pueden ser más complejos de realizar, ya que requieren muestras de gran tamaño (de más de 100.000 personas).
Por último, es también imprescindible mejorar la medición de la sensibilidad, para avanzar en nuestra comprensión de la relación entre la sensibilidad y la salud mental.
Cada descubrimiento ayuda a mejorar las vidas de las PAS
Las semillas de las primeras investigaciones sobre sensibilidad, sembradas hace 25 años, han brotado y se han convertido en un árbol sólido. Con un número cada vez mayor de colegas por todo el mundo uniéndose a los esfuerzos de investigación, es probable que este árbol crezca sustancialmente a lo largo de los próximos diez años. En paralelo a ello la sensibilidad también ha estado atrayendo más atención en la opinión pública, tal como demuestra el cada vez mayor número de libros, blogs y cobertura mediática sobre ella. En resumen, son tiempos apasionantes para investigar sobre la sensibilidad.
Aunque hemos andado ya un largo camino, el viaje continúa y es probable que esté lleno de descubrimientos apasionantes, cada uno de los cuales puede ayudar a mejorar las vidas de las personas sensibles y cambiar a mejor la forma en que la sociedad las ve.
Para obtener información y novedades sobre la investigación más reciente, así como para acceder a las autoevaluaciones en línea sobre sensibilidad, visita nuestro sitio web SensitivityResearch.com, dirigido por un grupo de investigadores dedicados a compartir conocimiento fiable sobre el rasgo humano de la sensibilidad.
Bibliografía:
1. Greven, C. U., Lionetti, F., Booth, C., Aron, E. N., Fox, E., Schendan, H. E., . . . Homberg, J. (2019). Sensory Processing Sensitivity in the context of Environmental Sensitivity: A critical review and development of research agenda. Neuroscience and Biobehavioral Reviews, 98, 287-305. doi:10.1016/j.neubiorev.2019.01.009
2. Jung, C. G. (1913). The theory of psychoanalysis. Psychoanalytic Review, 1(1), 1-40.
3. Pluess, M. (2015). Individual Differences in Environmental Sensitivity. Child Development Perspectives, 9(3), 138-143. doi:10.1111/cdep.12120
4. Pluess, M., Lionetti, F., Aron, E., & Aron, A. (2020). People Differ in their Sensitivity to the Environment: An Integrated Theory and Empirical Evidence. PsyArXiv
Sobre el autor: Michael Pluess
Michael Pluess es catedrático de Psicología del desarrollo en la Universidad Queen Mary de Londres, y destacado experto sobre sensibilidad en niños y adultos. Ha realizado importantes aportaciones teóricas y empíricas sobre esa materia, así como en el desarrollo y validación de medidas de sensibilidad. Dirige varios grandes proyectos sobre sensibilidad en todo el mundo y forma parte del equipo directivo de SensitivityResearch.com
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Sobre la publicación del artículo original:
• Título: Here’s Everything Researchers Know About High Sensitivity, As Of 2021: We know more about the trait of sensitivity than at any time in history — and the breakthroughs keep on coming.
• Autor: Professor Michael Pluess
• Fecha: 10 de marzo de 2021
• Lugar (acceso libre): sitio web de Highly Sensitive Refuge

foto: Ava Sol